7 tips para volver a la rutina con serenidad
Por Patricia Ramírez, psicóloga*
Querida madre y querido padre, sí, estás de vuelta. Volver del verano nos parece un drama. Y en parte, si lo miramos con lupa, podría serlo. Dejas atrás los deportes de montaña y playa, compartir tiempo de calidad con los hijos, no tener horarios, y esto incluye descansar mejor. También dejamos atrás las charlas de sobremesa con amigos, los momentos de recuerdos y risas. Ese helado que refresca, saltarnos la dichosa y odiada dieta, tener tiempo para la pareja, viajar, conocer lugares nuevos, empaparnos de gastronomía, cultura y experiencias.
Y de repente, la realidad te devuelve a tu piso, sin vistas al mar ni al verde de la montaña, al ajetreo de la vida cotidiana, al estrés, las peleas por la mañana para que tus niños desayunen rápido y llegar a tiempo a todo, a no tener tiempo para ti, a perder los nervios y los papeles. Y antes de que se inicie septiembre, ya tenemos encima el estrés y la mala milk…eso sí, de avena que, seguro que es más ecofriendly, saludable y está de moda.
Pero espera, respira, que igual después de leer estos pequeños consejos resulta que te cambia la cara, las ganas de empezar la rutina y hasta te animas a empezar con el pie derecho. ¿Cómo te suena la palabra serenidad? Si te digo la verdad, es de mis palabras favoritas. Yo no quiero un septiembre, un octubre o una vida felices, quiero un septiembre, un octubre o una vida serenos. Sí, porque desde la serenidad podemos gestionar el placer y la frustración de otra manera. Así que aquí tienes unos consejos para volver a la rutina, pero con serenidad, que esto es ya de nota.
1. Lo que anticipas lo acercas a ti
Lo que anticipas lo acercas a ti. Esto en psicología se llama profecía autocumplida. Así que cuidemos nuestras expectativas. Si ya estás verbalizando “qué horror el atasco otra vez”, “y mi compañera de mesa, que es tóxica a más no poder”, “y los madrugones corriendo con los niños que se ponen insoportables por la mañana”… Si te estás dando estos mensajes, aunque sean ciertos, pondrás tu foco de entrada en todo lo que resta. No se trata de engañarnos con un mundo happy que no existe. Pero sí que podemos crear unas expectativas, también reales, sobre lo que quieres que pase.
Cuando trabajaba como psicóloga deportiva en el Betis y en el Mallorca, había una dinámica que me gustaba mucho realizar antes de los partidos. Se trataba de crear nuestra historia. Empezaba así “¿y si anticiparnos a la historia la condicionara de alguna manera…?” Con ello les transmitía a mis jugadores que gran parte de un partido de fútbol no dependía de nosotros, como que te pitaran algo injusto (antes no había VAR), pero que otra parte del partido sí que estaba bajo nuestro control y era justo de esa parte de la que teníamos que responsabilizarnos. Y entonces les pedía que pusieran por escrito en qué se iban a centrar y en qué medida iban ser protagonistas.
Ahora te pido que tú hagas lo mismo. A tu compañera tóxica no la controlas tú, pero no prestarle atención o darle otra interpretación a su comportamiento sí que depende de ti. No hará que deje de ser tóxica, pero sí que no te afecte. Escribe cómo quieres que sea tu día, en qué te vas a centrar. Cuando escribimos nuestros objetivos aumentamos el compromiso que el cerebro tiene con ellos.
2. Eres modelo de conducta
Todo lo negativo que verbalices, todos los enfados que cojas respecto a la rutina, todo tu mal humor, es un espejo para tus hijos. Ellos interpretan “si mis padres se mosquean con la vuelta a la rutina es que esta deber ser negativa”.
3. Septiembre también tiene ocio
Septiembre, octubre y todo el año. Un gran atractivo del verano es el tiempo de ocio y las aficiones que practicamos. Plantéate seguir realizando algo que te guste mucho durante el año escolar. Tanto tú como tus hijos. Y si puede ser algo juntos, genial. Un taller de cocina, un curso de formación, un deporte nuevo, empezar una serie juntos, ir una vez al mes al teatro.
No basta solo con tener el propósito, necesitas convertirlo en acción. Agéndalo, hazle hueco y comprométete llamando y pagando la primera cuota.
4. Dedica tiempo a la organización
Estar organizados nos libera de mucho estrés. La sensación de ir todo el día corriendo, de no llegar a nada, de no tener tiempo para ti, es bastante estresante. Para organizarte tienes que aprender a priorizar, a delegar, a dejar cosas sin hacer (¡las toallas no se planchan, leñe!), a pedir ayuda, y a no cargar un día de agenda con tantas actividades que de antemano ya sabes que es imposible realizar.
Lleva una agenda, en el formato que quieras, haz listas, tacha, trata de ser puntual. Y si puedes, facilítate la vida. Si los dos trabajáis fuera de casa, contrata por favor, aunque sean pocas horas, servicio doméstico. Es la gran liberación. Sí, acéptalo, no sois ni Superman ni Superwoman. Muchas parejas ven lo de tener ayuda doméstica como una debilidad, como que no pueden con todo. ¡Ostras, pues claro que no podéis con todo! Acéptalo y dedica ese tiempo, en el que alguien va a planchar y limpiar, en salir a correr o ir al cine con tu pareja.
5. Paciencia
La clave de la serenidad es cultivar la paciencia. Si fuéramos más pacientes tendríamos más éxito en la vida. Se puede entrenar la paciencia dedicando un tiempo a meditar cada día, aunque sean solo diez minutillos. Y también te ayudará verbalizar de forma relajada “tranquila, son niños”, “tranquilo, este compañero está bloqueado, ya se pondrá las pilas”, “tranquilo, si llegan tarde a clase, ya le darán una explicación a la seño y que se aguanten la regañina”. Verbaliza como si las cosas o las situaciones tuvieran la importancia que realmente tienen. Ahora sueles hacerlo como si te fuera la vida en ello, y no es verdad. Baja tu nivel de exigencia, deja fluir, y si llegan tarde a clase, que se las entiendan con su profe.
6. Cuida tus hábitos saludables
Los hábitos de vida saludables son una fuente del bienestar. Comer de forma apropiada, descansar las horas de sueño que necesitas, practicar deporte, tener un tiempo para ti, reír y meditar. Busca la manera de ir encajando a lo largo del curso estas actividades. Si no cuidas tú de tus neurotransmisores nadie lo va a hacer por ti. Es más sencillo encarar el año desde el bienestar. Y este depende en gran medida de que nuestros neurotransmisores funcionen de forma correcta. Necesitan que los nutras con estas actividades.
7. Trata de desconectar para conectar
Si al llegar a casa después de trabajar sigues conectado a tu correo electrónico o a las redes sociales, será imposible que conectes con las personas, con tu momento placentero de cocinar o con cuidarte y mimarte con una buena ducha. Tienes derecho a la desconexión. Tranquilo, no vas a perderte nada importante. Mañana seguirá todo igual.
Puedes ponerle un horario al teléfono y avisar a las personas más importantes, como puede ser tu madre, de que a partir de una hora lo tendrás apagado. Y decidid entre todos en casa cuáles son los momentos de desconexión familiar, como lo es la hora de cenar o comer. Son momentos en los que los móviles no estarán ni físicamente presentes.
Y lo mismo que todo esto es bueno para ti, también lo es para tus hijos.
*Patricia Ramírez, psicóloga y autora de numerosos libros, entre ellos, “Si salieras a vivir… Hábitos para disfrutar de una vida plena” (Grijalbo, 2018) y “Educar con serenidad” (Grijalbo, 2018).
Durante su trayectoria profesional ha sido colaboradora habitual de medios de comunicación, como El País Semanal, Marca, Sport life; y en televisión (Partido a partido de Cuatro, Estudio Estadio y Para todos la 2 de TVE). Su labor divulgativa ha sido reconocida con el Premio de la Psicología Andaluza a la difusión de la Psicología en los medios de comunicación (2017).
Patricia Ramírez formó parte del cuerpo técnico del Betis con Pepe Mel y del RCD Mallorca con Gregorio Manzano, además de trabajar con deportistas que compiten a nivel nacional e internacional. Es codirectora del máster de Psicología Deportiva y Coaching de la UCAM.