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Entrevista a César Bona

La tecnología es una herramienta con infinitas posibilidades. Puedes acceder a tanto conocimiento…”

César Bona (Ainzón -Zaragoza-, 1972). Maestro y escritor. Licenciado en Filología Inglesa y Diplomado en Magisterio en Lengua Extranjera por la Universidad de Zaragoza.  Tras sus dieciséis años de trayectoria, fue nominado como uno de los 50 mejores maestros del mundo según el Global Teacher Prize (2014). Ha formado parte del jurado de los premios Princesa de Asturias, en la categoría de Comunicación y Humanidades, en 2017 y 2018. Entre los libros que ha publicado destaca La nueva educación, Las escuelas que cambian el mundo y El asombroso mundo de Bernardo. Ahora ha publicado La emoción de aprender, una reflexión sobre el éxito, el fracaso y las expectativas que condicionan a niños, niñas, adolescentes y sobre cómo podemos darles la posibilidad de construir su propio futuro.

 

Lo primero es una pregunta casi obligatoria con motivo del título de tu nuevo libro ¿Cuál crees que es la clave para que nuestros hijos tengan la emoción de aprender?

La curiosidad es algo que viene instalado de serie en niños y niñas, y el deseo de aprender también. Quizá no siempre coincide lo que ellos quieren aprender con lo que nosotros, los adultos, les queremos enseñar. Es un juego que podríamos hacer con nosotros mismos: preguntarnos cómo podríamos estimular nuestro deseo de aprender. Y es un verbo tan importante, ¿verdad? En cierta manera va unido a otro verbo: evaluar. Cada día evaluamos constantemente en nuestra vida, y reflexionamos sobre lo que nos ocurre y aprendemos. Y en ningún momento hablamos de examinar en nuestra vida, y si lo hacemos, entra la tensión. ¿En qué momento empezó a darse más peso a examinar que a las otras dos acciones?

 

La tecnología es una herramienta con infinitas posibilidades. Puedes acceder a tanto conocimiento… y puedes compartir lo que haces con tantas personas de todas partes del mundo. Pero es importante recordar siempre que es una herramienta más, y que hemos de hacer un uso responsable y ético.»

¿Cómo crees que se han modificado las posibilidades de aprendizaje gracias a internet y la tecnología? ¿Cómo piensas que padres y educadores podemos aprovecharlas?

La tecnología es una herramienta con infinitas posibilidades. Puedes acceder a tanto conocimiento… y puedes compartir lo que haces con tantas personas de todas partes del mundo. Además, puede ayudarnos de múltiples maneras atendiendo a nuestras diferentes capacidades. Pero es importante recordar siempre que es una herramienta más, y que hemos de hacer un uso responsable y ético.

 

En tu libro hablas mucho, con diversas personas, sobre el éxito y el fracaso educativo. ¿Podrías definirnos qué son para ti ambos conceptos?

Muchas veces se asocia éxito a algo material, y si hablamos de la escuela tendemos a relacionarlo con unas buenas notas. Sin embargo, conversando con muchas personas de distintas edades te das cuenta de que el éxito es algo muy subjetivo y que puede ser un logro, y no tiene que ser grande ni pequeño. Así, éxito para una persona puede consistir en ser capaz de salir a comprar solo, y para otra es ser aceptado en un entorno social. Muchos, al final, decían: “¿Qué es el éxito? Estar con las personas que me quieren y hacer lo posible para que estén bien”. Respecto al fracaso, muchos coincidían en que puede ser rendirte, no volver a intentar algo. En ambos conceptos estoy de acuerdo.

 

Tendemos a mirar todo desde una perspectiva adultocéntrica y con ello perdemos contacto con aquel niño, aquella niña que fuimos.»

También haces especial hincapié en la importancia de escuchar a los alumnos. Desmontas el mito de que los niños son vasos que los profesores tienen que llenar ¿Nos puedes explicar esta teoría (y también cómo pueden aplicarla los padres en su tarea educativa)?

Bueno… No desmonto nada. De hecho, nada de lo que te pueda decir es nuevo. A ti te gusta sentirte escuchado y útil, y lo mismo te pasaba de niño, ¿no? Tendemos a mirar todo desde una perspectiva adultocéntrica y con ello perdemos contacto con aquel niño, aquella niña que fuimos. Lo que está claro es que los verbos escuchar y compartir son muy importantes y que son de ida y vuelta. A veces, los niños, niñas y adolescentes añoran sentirse escuchados sin juzgar, y eso nos cuesta mucho, pero cuánto se agradece, también si uno es adulto, ¿no?

 

¿Qué crees que podemos hacer los padres para que a nuestros hijos les motive ir al colegio?

Hay muchas escuelas donde niños y niñas van contentos cada día. No es la sinopsis de una película de ficción, es la realidad. ¿Por qué, entonces, nos cuesta tanto aceptar, creer que lo que se hace en esos centros educativos es exitoso? Uno de los grandes retos que tenemos es conseguir que deseen ir a la escuela, y todos los ingredientes los tenemos: ahí están sus amigos, es el lugar de donde, en principio, van a salir con conocimientos que podrán aplicar en su vida (no en el futuro sino desde ya)… Es fundamental que aprendamos de lo que se hace alrededor, que valoremos las experiencias que hacen en nuestras escuelas y que haya mucho diálogo entre familia y escuela. Creo que no hay cosa que haga más feliz a un niño, a una niña (educativamente hablando), que el ver que sus padres y sus maestras trabajan juntos.

 

Creo que no hay cosa que haga más feliz a un niño, a una niña (educativamente hablando), que el ver que sus padres y sus maestras trabajan juntos.»

En tu libro hay mil historias de personas muy distintas entre sí, con diferentes capacidades, razas, pensamientos, etc. A todas ellas les une su empeño en seguir adelante y seguir aprendiendo, a pesar de que a su alrededor les han dicho que no podrán conseguirlo ¿Qué consejo les darías a esos niños, a los que las circunstancias parecen no serles favorables?

A esos niños y niñas debemos mirarlos como lo que son: niños y niñas, y no a través de nuestros prejuicios. Si hay alguien que necesita sentirse valorado y descubrir que la vida le va a dar oportunidades es un niño. Además, una herramienta tan importante en nuestra vida como la resiliencia debería tener mucha más peso en la educación de la que tiene. ¿Consejo? No soy quién para dar consejos, aunque te diré que hay muchísimas personas que salieron adelante tras pasarlo mal en múltiples circunstancias y ahora son grandes ejemplos de resiliencia. Esa sería una lección bonita para ser tratada en las escuelas o en casa.

 

Todos los padres tenemos expectativas y sueños respecto a nuestros hijos. ¿Cómo crees que debemos gestionar las expectativas sobre ellos para ayudarles de verdad?

Por mucho que lo deseemos, nuestros hijos no van a ser como nosotros, y eso en sí mismo es un regalo. Si no, seríamos tan predecibles, ¿verdad? Nosotros tenemos nuestra vida, con nuestros sueños, inquietudes, frustraciones… Nuestros hijos tienen la suya, con sueños distintos, inquietudes distintas. El algo obvio pero hay que recordarlo para evitar proyectar nuestra vida en la de nuestros hijos. Entender que son diferentes a nosotros puede ser un comienzo.

 

¿Qué importancia tiene la naturaleza y el medio ambiente en tu libro, y qué papel puede jugar en la educación de nuestros hijos?

El respeto a la naturaleza es fundamental, pero no por miedo a qué pasará si no seguimos ciertas reglas, sino porque hemos de entender que es nuestra casa. Y ahí es clave que nosotros, los adultos (especialmente familias y educadores) adquiramos ese compromiso para poder educar con el ejemplo a niños y niñas, los verdaderos protagonistas que han de hacer suyo ese compromiso de respeto al medio.

 

¿Qué le dirías a un padre para ayudarle a educar a su hijo en un uso saludable de las pantallas?

No hay nada más bonito que una buena conversación en familia. Seguro que esto les suena: diálogo, confianza, respeto, ética… Somos ejemplo y muchas veces exigimos lo que nosotros no damos. La tecnología está aquí para quedarse, y si damos unas reglas para chicos y chicas debemos adoptarlas nosotros en primer lugar.

 

Por último, ¿qué consejo le darías a un profe, padre o a cualquiera que esté leyendo esta entrevista, para transmitir a su alrededor (a sus alumnos, a sus hijos…) la emoción de aprender?

A estas alturas ya sabrás que no soy de dar consejos 😉 Puede que la clave esté en ponernos en su lugar. A mí me encantaría que alguien viniera y me dejara pistas que estimularan mi deseo de saber más, y estaría deseando que volviera. ¿Tú no? Vamos a la esencia de lo que es ser niño, como ves, a abrir los ojos como platos cuando descubres una puerta que puedes abrir y no puedes resistirte a girar el pomo para ver qué te encuentras al otro lado.

 

No hay nada más bonito que una buena conversación en familia. Somos ejemplo y muchas veces exigimos lo que nosotros no damos. La tecnología está aquí para quedarse, y si damos unas reglas para chicos y chicas debemos adoptarlas nosotros en primer lugar.»

 

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