Los videojuegos y sus micropagos
Las alarmas saltaron cuando apareció en toda la prensa internacional el caso de un niño irlandés de 14 años que se había gastado más de mil euros, todos los ahorros de su madre, antes de Navidad, en micropagos del FIFA 18. La madre no se dio cuenta hasta que fue a sacar dinero y en el banco le dijeron que no tenía fondos y que sus últimos movimientos eran de compras en la tienda de PlayStation. El niño alegó que estaba convencido de que jugaba con dinero ficticio. La madre le había comprado el juego a través de PlayStation Store, dejando grabada su cuenta bancaria.
El auge de los micropagos se entiende por el boom de internet y los modos multijugador. Antes, el jugador acudía a una tienda física especializada, compraba un videojuego, y no volvía a gastar dinero hasta que nuevamente adquiría uno nuevo. Y hasta eso podían pasar meses. Con la llegada de internet, desde cualquier plataforma y soporte, se puede adquirir cualquier videojuego o hacer uno de estos micropagos.
Free to play
Para entender las diversas modalidades de micropagos hay que hablar primero del “free to play”: videojuegos de adquisición gratuita pero que tienen pagos que el cliente ya ha aceptado como normales, ya que siempre tendrá la alternativa de no pagar ni un euro para jugar. Hay tres modelos que varían en función del tipo de juego:
- Pagos que desbloquean objetos: En la versión gratuita se muestra que hay ciertos ítems bloqueados a los que no se puede acceder si no pagas, por ejemplo: personajes, vehículos, armas, etc.
- Pagos para potenciar la experiencia: Sirven para poder disfrutar del juego de una manera mucho más accesible y ayudan a progresar más rápido en su historia. Por ejemplo, viajar más rápido por un mapa o subir de nivel para acceder a más contenido.
- Pagos para mejorar la estética: Se denominan cosméticos a las opciones que ofrece un juego para mejorar la estética de un jugador sin mejorar sus habilidades.
Estos pagos, de media, van de los 5 a los 20 €, pero pueden ascender a cualquier cifra imaginable.
Pay to win
Estos micropagos a los que nos hemos referido pueden generar una gran adicción en los hijos, pero aún no hemos mencionado otras modalidades que pueden ser mucho más peligrosas: se engloban en la categoría de “pay to win”: Son los pagos con los que el jugador tiene más posibilidades de ganar si invierte una buena cantidad de dinero para adquirir una “caja botín”. Estas cajas ofrecen objetos de manera aleatoria que pueden mejorar el nivel del jugador. En el caso del FIFA, se pueden considerar como sobres de cromos de toda la vida en los que aparecen distintos futbolistas de manera azarosa. El usuario paga confiando en que toquen los mejores jugadores del mundo.
Esta modalidad genera el debate de si en realidad estamos ante un juego de azar similar a la lotería o a una ruleta de un casino.
¿Qué podemos hacer?
Dieciséis países de la Unión Europea, incluido España, ya han firmado una declaración conjunta con el objetivo de delimitar la ambigüedad entre el juego de azar y otras formas de entretenimiento digital.
Pegi ha decidido añadir un sello específico para los videojuegos que tengan micropagos. Mientras tanto podemos hablar con nuestros hijos sobre esto, conocer si los juegos que consumen tienen esta modalidad, y, para evitar cualquier susto, desvincular nuestra tarjeta de crédito de cualquier plataforma en la que juegan.