Puede que ya seas consciente, pero una de las principales tendencias en el consumo de contenidos en internet son los contenidos en directo. Este concepto incluye desde eventos con una producción impresionante que se retransmite en directo hasta retransmisiones con el móvil en las que podemos ver a una persona viviendo un día normal en la calle e interactuando con sus espectadores en tiempo real.
El éxito de las retransmisiones live
Los contenidos en directo tienen un atractivo espectacular porque, a diferencia de los contenidos editados, incluyen interacción, vida y un riesgo que atrae especialmente. Algo puede salir mal y podemos vivirlo junto a la comunidad que participa de esa retransmisión. A diferencia de las comunidades de YouTube, Instagram, etc., en Twitch, YouTube Live o Discord surgen verdaderas comunidades en las que algunos usuarios tienen un reconocimiento especial.
El concepto de comunidad en las redes sociales ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y en plataformas como las que hemos mencionado, la interacción es similar a un grupo de Whatsapp en el que miles de personas interactúan entre sí, a veces, con mucha recurrencia.
Los peligros de las retransmisiones en directo
Puedes encontrar miles de historias truculentas que han tenido lugar en retransmisiones en directo, desde intervenciones policiales en directo hasta grandes fallos que quedaron grabados para la historia. Pero desde nuestro punto de vista, las retransmisiones en directo requieren una reflexión previa a esos casos extremos.
El directo genera un contexto en el que la persona a la que estamos viendo va transmitiendo ideas de forma recurrente y nos influye, en ese sentido, casi a diario. La figura del streamer ha ganado mucha popularidad, precisamente, por la capacidad de influencia que tiene sobre su comunidad. No hay más que pensar en los casos de Ibai, Auronplay, Rubius, TheGrefg, etc.
La espontaneidad propia de un evento también consigue que las opiniones de los streamers sobre temas opinables o en los que nosotros también intentamos educar a nuestros hijos, adquieran un valor de veracidad muy grande. Los streamers se mojan opinando de muchos temas por los que apenas ganan nada, simplemente para compartir su opinión o su visión de la vida.
¿Existe algún control?
Para ser objetivos, las plataformas de retransmisión en directo tienen una política muy restrictiva con algunos temas, y es muy improbable que tus hijos puedan consumir contenido sexual explícito, violento, etc. Los streamers tienen especial cuidado con estos contenidos porque su relación económica con las plataformas depende de las sanciones que las mismas puedan aplicarles si incluyen contenidos de este tipo.
El control básico, por tanto, es bastante amplio. Te recomendamos visitar las políticas de contenidos de plataformas como Twitch o YouTube.
El sentido crítico en nuestros hijos
Si quieres saber qué está pasando por la cabeza de tus hijos, escúchales cuando te cuenten lo último que ha hecho su streamer favorito y podrás reconocer muchas pistas. Además, para entender el tono general de sus retransmisiones preferidas, basta con que pases unos minutos viendo un directo a su lado.
En los próximos años irán ganando protagonismo otras figuras y es importante que estés a su lado para poder hablarles de las virtudes y los defectos de las personas a las que siguen, además de recomendarle que deje de ver a quienes no les ayuden especialmente o a quienes no os parezcan creadores interesantes para ellos.
Ten en cuenta que el hecho de que pasen tiempo viendo directos puede significar un exceso de socialización, más que una reclusión por su parte. Quizá es mejor que les ayudes a pasar tiempo solos, consigo mismos, a leer o prestar tiempo a actividades en las que no haga falta estar con alguien constantemente. Si les intentas explicar que tienen que pasar más tiempo con sus amigos, no has entendido que sus amigos pueden estar en las comunidades online de las que forman parte. Y este punto de partida hace que vuestros mundos choquen de un modo innecesario.