#3 Medidas de control: ¿Cómo protegemos a nuestros hijos en el entorno digital? Entrevista a Gustavo Entrala, experto en Innovación y Branding.
La cultura es un (super)poder clave y transformador. Fomentar el interés cultural entre los más jóvenes no es nada fácil, pero a veces las pantallas pueden ser un aliado. Antes de nada, es importante establecer e inculcar a los más pequeños algunos hábitos.
Nuestro propósito es generar la base para que puedas hablar con tu hijo sobre la violencia y sobre cómo afrontar contenidos explícitos o más sutiles desde un punto de vista crítico.
Hablamos con Maialen Garmendia, Doctora en Sociología y profesora de la Universidad del País Vasco desde 1990. Sus principales campos de investigación son: las técnicas de investigación social, las audiencias y nuevas tecnologías de comunicación, y los menores y adolescentes.
Los canales de información son muy amplios y es importante abordar pronto este tema con nuestros hijos, de acuerdo a su lenguaje y sus conocimientos.
La forma de escuchar música ha cambiado. Nuestros hijos no solo la escuchan, también la ven. Consumen música a través de videoclips, cuyo hábitat natural es YouTube.
Twitter ya no es una red social. Al menos no la entienden como tal nuestros hijos. Para ellos Twitter es un lugar al que ir para: quejarse (haters), adorar (fenómeno fan), y sobre todo, comprobar rumores (fake news).
Textos, imágenes, memes, vídeos, enlaces, quotes (frases inspiradoras), audios y GIFs. Y lo más importante, todo contenido está libre de restricciones, lo que quiere decir que el contenido de esta plataforma no se supervisa.
Musical.ly se nutre de vídeos que nuestros hijos se graban haciendo playback de una canción, a veces acompañados de una coreografía. Luego lo editan (generalmente a cámara rápida) y lo comparten en sus diferentes redes sociales.
El éxito de Snapchat se debe básicamente al concepto que los menores tienen sobre la inmediatez y el ‘no pasa nada’ en Internet. Como los vídeos o fotos desaparecen al poco tiempo de enviarlos, los usuarios tienen la sensación de que no ‘dejan huella’.